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¿Qué es la Inseminación Artificial?

– Consiste en introducir los espermatozoides  en el interior del útero.

– Las Trompas de Falopio de la mujer deben estar funcionando.

– Se requieren al menos cinco millones de espermatozoides.

– Es una técnica sencilla pero a su vez no muy eficiente.

En la fecundación natural los espermatozoides deben desplazarse desde la vagina (donde son depositados ), penetrar por el cuello uterino, cruzar todo el útero, entrar a la Trompa de Falopio y llegar hasta la parte más distante para fecundar el óvulo. Este es un camino largo y lleno de obstáculos.

En la Inseminación Artificial Intrauterina se depositan espermatozoides previamente seleccionados en el fondo del útero, acortando así la distancia que deben desplazarse para encontrar el óvulo. Esto se hace en la mujer, en su período ovulatorio con el objetivo de lograr una gestación.

Con frecuencia se confunde con la Fertilización In Vitro que es otra técnica completamente distinta.
¿En quién está indicada ?

Las parejas que se benefician de una Inseminación Artificial son aquellas con un diagnóstico de infertilidad debido a factores como:

– Imposibilidad de depositar el semen en la vagina ya sea por eyaculación precoz, vaginismo, disfunción eréctil u otras causas.

– Alteraciones en número o movilidad de los espermatozoides (oligoastenoteratozoospermia leve).

– Problemas con el cuello uterino (estrechez/estenosis/conización).

– Endometriosis leve.

– Infertilidad de origen desconocido.

En algunos de estos casos, la primera opción de tratamiento es la psicoterapia o tratamiento médico y la Inseminación Artificial es un tratamiento complementario.

¿Qué se requiere para hacer una inseminación?

– Que el semen cuente con al menos cinco millones de espermatozoides móviles, luego de la preparación (capacitación) y que la mujer tenga como mínimo una Trompa de Falopio permeable (comprobada ya sea por laparoscopia o rayos X). 

– Deben hacerse además, exámenes para SIDA, hepatitis B y hepatitis C

¿Como es el Proceso?

1. El ciclo de tratamiento comienza con la estimulación del ovario, en los primeros cinco días de iniciado el período menstrual. Se utilizan medicamentos inductores de ovulación con el objetivo de permitir el desarrollo de varios folículos, lo que aumenta la probabilidad de embarazo. Este proceso de estimulación dura aproximadamente nueve días (dependiendo de la respuesta de cada paciente) y se acompaña de seguimiento ecográfico en promedio dos o tres veces antes de tomar la decisión de hacer la inseminación.

2. Al completar la estimulación, se adiciona un medicamento (hCG) cuya función es completar la maduración de los ovocitos y permitir la ruptura del folículo para que este sea captado por la Trompa de Falopio. Después de 24 a 36 horas de aplicado este medicamento, se realizará la inseminación.

3. El día programado para la inseminación, el hombre lleva la muestra de semen al laboratorio para que esta sea procesada. Allí se realiza el proceso de separación de los espermatozoides óptimos. Esto puede tomar entre dos a tres horas. Luego se pone la mujer en posición ginecológica (similar a la de toma de citología) y se introducen los espermatozoides, ya capacitados, con un catéter hasta el interior del útero.

4. Después de la inseminación, se recomiendan unos minutos de reposo.

5. Las dos semanas siguientes se hace suplementación de progesterona (hormona necesaria para el inicio y mantenimiento del embarazo) por vía oral, vaginal o intramuscular.

6. La prueba de embarazo en sangre se realiza 15 días después.

¿Existen riesgos al realizar Inseminación Artificial?

– El embarazo múltiple es el riesgo principal, debido a la medicación que se utiliza para estimular el ovario. El embarazo múltiple implica un riesgo aumentado para la madre y los bebés.

– Otro riesgo es la Hiper-Estimulación Ovarica: Debido también a la ovulación de varios folículos puede darse esta condición de ovarios aumentados de tamaño y retención de fluidos.

– Un tercer riesgo es la infección pélvica, al introducir el catéter de inseminación podría favorecerse el ascenso de microorganismos desde la vagina hasta el útero y las trompas. Esta es una complicación extremadamente rara.

¿Cuáles son las probabilidades de éxito?

La probabilidad de embarazo por ciclo y el número de ciclos a realizar depende del diagnóstico, la edad, la calidad espermática y el número de folículos desarrollados.

De manera global, la tasa de embarazo por ciclo de Inseminación Artificial oscila alrededor del 15 al 20%, por lo que puede ser necesario repetir el procedimiento tres o cuatro veces (tasa acumulada de aproximadamente 60%).

Cuando la inseminación artificial no tiene éxito, debe pensarse en otras técnicas de reproducción asistida más complejas pero más eficientes, como por ejemplo: la fertilización in vitro.

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Sexualidad y búsqueda del embarazo, ¿cómo manejarlo?

Cuando la pareja da el paso para convertirse en padre y madre, buscando la fertilidad, o en términos más cotidianos “empiezan a buscar bebé”, la sexualidad se puede ver y sentir en algunos momentos trastocada y movilizada. La prioridad del disfrute y del goce pasa a un segundo plano, ya que lo que se busca en estos coitos es la fertilidad y la reproducción.

Luego de un año o más de búsqueda infructuosa del bebé, la pareja va a transitar por estados emocionales que pueden empezar a afectar la vida sexual y afectiva, por eso la dificultad para concebir es sorpresiva para ambos, pues no esperan que haya dificultades; es decir, se da por sentado que todos pueden ser padres en el momento que lo deseen. Esto genera dificultades para aceptar que no llega el bebé, entrando en un proceso de negación que hace más complejo reconocer ante familiares y amigos tal realidad.

Como el papel de la masculinidad ha estado representado en un imaginario colectivo en el falo (el pene), muchas veces el hombre se ve afectado en su erección, perdiendo o disminuyendo su capacidad para mantenerla hasta el final del coito. Esto hace que sienta la amenaza, el miedo o la tristeza de no poder lograr la paternidad, bloqueando incluso, en algunos momentos, el libre fluir del deseo sexual; es decir, con esta situación, cualquier fase de la expresión erótica se puede bloquear o estresar. En la mujer lo más frecuente es que se dificulte el orgasmo y a veces que haya poca lubricación, lo que puede generar dolor en la penetración.

Cuando una pareja ingresa a un tratamiento, le informamos sobre estas situaciones para que entienda que son normales y que ocasionalmente pueden presentarse por la presión a la que han estado sometidos. También lo hacemos, fundamentalmente, para prevenir disfunciones sexuales o conflictos mayores que amenacen el bienestar y continuidad de la relación.

En algunas técnicas de reproducción asistida es frecuente que se recomiende el coito programado como resultado del seguimiento ecográfico de la ovulación, buscando con esto el día de mayor probabilidad de fecundidad. Sin embargo, es importante comprender que trabajamos con personas, con seres que tienen una vida, proyectos y circunstancias diversas, por lo que no siempre están en la mejor predisposición para llevar a cabo dicho proceso.

Las razones pueden ser varias, dado que la pareja pudo tener una discusión, alguno de los dos pudo enfermarse, tener un compromiso laboral u otros eventos adversos que evitan el encuentro sexual y que por ende el coito se dé. Entender todas estas circunstancias de la vida hace que el tratamiento y la sexualidad se integren y fluyan para el logro de nuestro objetivo: la anhelada gestación.

Es importante entender que el deseo no siempre va a fluir de la mejor manera y que la excitación o el orgasmo pueden bloquearse en algunas ocasiones, pero con la información oportuna y la actitud adecuada se pueden sobrepasar dichas circunstancias; esas, que por cierto, son pasajeras y transitorias.

Así mismo, es importante enfatizar que el disfrute y el goce sexual no solo es genital, que la cercanía emocional y afectiva nutre y favorece la dinámica de la relación y que el contacto amoroso, la comunicación sincera, el mirarse a los ojos y el contactarse a través de todos los sentidos, hace que la pareja confabule para su alegría de estar juntos, construyendo un verdadero sentido de compartir la vida.

Cada vez son menos, pero todavía ocurre que las personas miden su feminidad y masculinidad con la capacidad reproductiva y el desempeño sexual. No lograr tener un hijo puede desencadenar un estado de tristeza y aflicción profunda, llegando incluso a la depresión. También la pérdida de gestaciones en estadío temprano son duelos muy complejos y profundos que requieren acompañamiento psicológico para evitar estados de depresión y afectaciones en el deseo y la frecuencia sexual.

Finalmente recomendamos que la sexualidad se cuide y se valore como una expresión fundamental de la pareja, privilegiando el disfrute, el goce y el placer, ya que la búsqueda del embarazo los condicionará a favorecer el coito, por lo que el contacto no genital, la expresión afectiva, la estimulación corporal, las fantasías sexuales y el bienestar compartido, deben estar presentes en los encuentros sexuales de la pareja.